En tiempos antiguos, vivía una feliz pareja en la isla de Maiao, antes llamada TupuaiManu.
Un día, la mujer descubrió que estaba embarazada y dio a luz un huevo. El esposo lo tomó y lo puso en una cueva. Cuando el huevo eclosionó apareció un lagarto amarillo.
La pareja lo llamó “Mo’orea” (lagarto amarillo) y lo criaron hasta que fue demasiado grande.
Al ser tan grande, a sus padres les dio miedo y decidieron abandonarlo en una piragua frente a Tahiti.
Mo’orea esperó a sus padres y nunca olvidó todo el amor que le dieron mientras estuvo con ellos, pero al no verlos regresar supo que había sido abandonado.
Mo’orea decidió sumergirse en el mar para buscar tierra, para ello tuvo que luchar con tres corrientes: Teara-Veri que le recordaba a un cien-pies, luego contra Tefara que era espinosa como un pandanus y Tepua cuya espuma era espesa como la espuma del jabón. En esta tercera corriente, Mo’orea no resistió más y murió.

Su cuerpo a la deriva llega a Aimeho (el antiguo nombre de la isla Mo’orea). Al amanecer, dos pescadores encontraron su cuerpo sin vida. Corrieron y avisaron a todos “¡un lagarto amarillo, un lagarto amarillo!”. Y fue así como Aimeho, tomó el nombre de Mo’orea.

Fuente: Contes et legendes de Polynesie. North Star Ed.
Traducción Reo Tahiti México.