La leyenda del origen de los perros

Un hombre llamado Ri visitaba a menudo el valle donde Maui y sus hermanos vivían. Su voz era dulce y tenía una gran memoria para recordar los cantos.

Al ponerse el sol, él cantaba para las mujeres del valle. Ellas se acercaban a escuchar canciones de amor y cantaban con él, sobre todo Hina. Después de cada canto, celebraban los vientos de los valles, las montañas, los ríos, todo lo que los ancestros habían hecho. Durante los cantos, hacian una pausa y los hermanos de Maui tocaban hermosa música con el vivo y el to’ere.

Maui sabía que Ri cantaba muy bien y que muchas veces las mujeres quedaban encantadas con él. Maui comenzó a estar un poco celoso. Decidió retar a Ri: «Cantas verdaderamente bien Ri, pero apuesto a que no sabes pescar». Ri le respondió con un tono bien entrenado: «¿Crees que eres el único que sabe pescar un gran pez? Vamos, vamos a pescar»

Se subieron en la piragua y partieron a pescar. Maui deseaba ir más lejos. Apenas lanzaron sus anzuelos, Ri atrapo un Mahi mahi bastante grande. Ningún pez mordió el anzuelo de Maui. Probaron ir un poco más lejos, y una vez más Ri atrapó un hermoso pez y Maui, nada. Maui comenzó a enojarse: a pesar de su magia, él no tuvo ningún pez ese día, Ri se burló de él.

Ri lanzó una nueva línea al mar, y poco después los dos sintieron una gran sacudida. Los dos comenzaron a jalar y Maui se pusó muy contento «¿Ya lo ves? ¡Nunca he regresado con las manos vacias!» Los dos jalaron con mucha fuerza pero solo un pez cayó en la piragua. El anzuelo de Ri había atrapado un pez muy grande que debajo del agua se había atorado con la línea de Maui. Maui estaba verdaderamente enfadado.

Al llegar al paso de la laguna, Maui quisó probar pescar con harpón. Una vez más él no tuvo suerte. Antes de subirse a la piragua de nuevo, Ri ya tenía mucha prisa por mostrar a todos los pescados que había capturado ese día.

Maui le dijo: «Deja a tus peces en la canasta, vamos a la cascada después de esta dura jornada»

Maui lo condujo por un lugar secreto, repleto de serpientes. Llegaron a la cascada, se sumergieron y divirtieron hasta que estuvieron muy cansados. Ri tenía frío y quería regresar. Sin embargo, Maui seguía bañandose. Ri no conocía el camino de vuelta, así que no podía regresar. Tenía que esperar a Maui, y tenía más y más frio.

Maui se burló: «¡Estás azul! Reposa al sol para calentarte» Ri se dispuso a calentarse y se quedó dormido, fue entonces que Maui hizo su magia. Estiró los huesos de su columna y le puso una cola detrás. Cambió la forma de sus brazos y de sus piernas y puso un hocico en su cara. Le dijo: «Ahora irás en cuatro patas y con cola»

Después de transformar a Ri en perro, lo subió a la piragua, lo llevo de regreso y se fue a la casa donde estaban las mujeres como si nada hubiera pasado.

Hina le preguntó donde estaba Ri y él le respondió que estaba en la piragua. Ella entonces preguntó «¿Por qué regresaste sin él?». Maui respondió muy seguro: «Él me envió a buscar ayuda para cargar los pescados. ¡Date prisa! Si no lo ves, llamalo, y si tampoco responde, grita «¡vau, vau!» (yo, yo)»

Hina le llamó pero no vió a nadie. Gritó con todas sus fuerzas «¡Ri, Ri!» pero nadie respondió. Entonces ella llamo justo como Maui le había dicho. Ri reconoció su voz y se acercó a ella. Sus amigos se pusieron contentos de verlo y Ri movió la cola.

Es el ancestro de los perros, es considerado el padre de todos los perros.

Muchos polinesios aún hoy en día acostumbran llamar así a sus perros, gritando: «¡vau, vau!»

Fuente: Cuneo, Jean. Collection Contes & légendes Maohi. 2010. Editions Vahine. Arue.