Madeleine Teroroheiarii Moua, descendiente de la familia real de Tahití, nació el 5 de abril de 1899. Su segundo nombre significa “Reina Coronada”.

Madeleine Moua comenzó a bailar a la edad de seis años. Se convirtió en maestra a los 18 años y luego directora de escuela. Le gustaba transmitir todo tipo de conocimiento y cultivar árboles y vegetales en la arena, aparentemente infértil.

Durante el verano de 1956, viajó a Francia por motivos de salud y asistió a un festival de danzas populares bretonas y alsacianas que cambiaría el curso de su vida. Frente a estos bailes de identidad, que a ella le parecieron tan hermosos, sintió la urgente necesidad de recuperar el baile tradicional tahitiano llamado Ori Tahiti, que había sido prohibido durante siglos.

No se conocen los orígenes de la danza tahitiana. La evidencia de los exploradores europeos de principios del siglo XVIII describe que los trajes de baile eran esencialmente hechos de Tapa, esa tela de corteza de árbol que vestía a bailarines y músicos. Las mujeres bailaban en topless (sin sostén) y vestían faldas de tapa adornadas con fibra vegetal trenzada. Cuando los misioneros llegaron a la isla, se horrorizaron por tanta “indecencia” y en 1819 prohibieron cualquier representación de la danza tahitiana.

La población trató de resistir, pero no pudo hacer nada. En 1849, la propia reina Pomare IV prohibió cualquier exceso que pudiera ser perjudicial para el orden público y, poco a poco la danza tahitiana se limitó a algunas noches, bares y lugares especiales, de lo contrario, habría desaparecido.

No fue hasta 1880, cuando la Polinesia se convirtió en francesa, que el baile renació en días festivos oficiales. Pero muy tímidamente. Los trajes impuestos, lejos de poder acompañar los gestos naturales, tenían que respetar ciertas reglas: vestidos largos sueltos para las mujeres, pantalones largos y camisa para los hombres.

En 1928, la película de Friedrich Willhem Murnau, Tabu, filmada en Bora Bora, incluye vestuarios más apegados a la tradición, hechos de cortezas; gradualmente los vestidos y los pantalones comenzaron a desvanecerse.

En 1956 Madeleine Moua, al regresar de su viaje, busca restablecer la nobleza del baile tahitiano, al fundar su grupo de baile llamado Heiva. También diseñó hermosos vestuarios de hojas, flores, nácar, conchas, pandanus, tapa, plumas, etc. Todos los productos de la tierra y el mar estaban representados.

Revolucionó la imagen de la danza reinventando gestos, normas coreográficas y repensando los trajes y la desnudez del cuerpo. Para Madeleine Moua, esta danza nació del ritmo de la naturaleza, el sonido de las olas, el sonido del viento e hizo relaciona el movimiento de las caderas y el del océano.

“Aquí [en Tahiti] hay un montón de ruidos… El ritmo de las olas que golpean el arrecife, el ritmo del viento que golpea las paredes del valle de un lado a otro, proporcionan un ritmo especial que imita el sonido de los tambores y, naturalmente, las caderas de las niñas comienzan a sacudirse. Realmente creo que ahí es donde nace nuestro baile, del ruido de las olas, del sonido de los vientos y es que… ¿no es el ritmo de la naturaleza lo más verdadero?”.

El autor, compositor e intérprete, Guy Laurens, nieto de Madeleine Moua y creador del grupo Fenua, muy famoso en Tahití y reconocido en el extranjero, recuerda su infancia con la que él llamó “Mamie”: “Toda su casa estaba dedicada al baile. Me enamoré de la música y los ensayos diarios. Ella también era conocida por la belleza de sus vestuarios. Cuando yo volvía de la escuela siempre había alguien que estaba trabajando en ellos en el jardín. Junto con mi padre, Gerard, Madeleine tuvo la idea de usar el coco para hacer sostenes, apodado “titi coco”. Su grupo fue el primero en usarlos”.

En sus primeros días, Heiva (el grupo de Madeleine) tenía 24 bailarines, todos de buenas familias que apreciaban el Arte de la Danza. El grupo recibió a los primeros 40 turistas que llegaron a Tahití con dos bailes: “Vahine Tahiti”, que puede traducirse como “La mujer de Tahití” y “Ori Tahiti”, literalmente” danza tahitiana “.

Madeleine Moua siempre quiso mantener la tradición en el baile para evitar que perdiera su significado: “Es un baile de dos tiempos, cuatro tiempos, un poco abrupto, como los vientos que vuelcan los botes. Es todo ese ritmo de la naturaleza lo que bailamos”, dijo ella. Es en este sentido que ella ha enseñado y creado sus espectáculos, con una gran preocupación por la perfección, la pureza y el respeto por la tradición del baile.

Madeleine Moua, es considerada como la madre de la danza polinesia: revolucionó la imagen. Como señal de reconocimiento, el primer premio del festival anual Heiva i Tahiti lleva su nombre. Este festival, que se lleva a cabo en julio, ha cambiado a lo largo de los años y ahora incluye no solo grupos de baile, sino también eventos para declamar (‘orero), pelar cocos, lanzamiento de jabalina, trenzado de paeore, llevando fruta o piedras, etc.

Madeleine Moua murió en 1989 y la Polinesia Francesa perdió a la principal representante de Ori Tahiti.

En 2009, Papeete, capital de Tahití, decidió darle el nombre de Madeleine Moua a una calle. Esta es la primera calle que lleva el nombre de una mujer civil polinesia, en honor a la mujer que encarna el florecimiento de la danza.

En 2016, la OPT (la oficina de correos), creó un sello en relación con el festival Heiva cada mes de julio, y ha decidido honrar a Madeleine Moua. “Ya habíamos abordado el evento desde diferentes ángulos: instrumentos musicales, trajes, bailes … Queríamos algo más humano, más histórico. La elección de Madeleine Moua fue entonces obvia. Nadie ha olvidado su nombre”, dice Moana Brotherson, jefa de Diseño y Comunicación Filatélica en OPT.

Información y fotos de All.I.C

Traducción Reo Tahiti México